La atípica Navidad neoyorquina este año además bate récord de temperatura
En una ciudad donde conviven más nacionalidades y religiones que en ningún sitio, aquí muchos no celebran el nacimiento del niño Jesús al estilo de los católicos, tal como recuerdan los candelabros judíos de Hanukkah dispuestos a modo de compensación de tanto Santa Claus por toda la ciudad.
El día de Navidad puede tener muchas variables según el origen de cada vecino de Nueva York, aunque eso sí, este 25 casi todo el mundo se libra de ir a trabajar, incluso los brókeres de Wall Street descansan en esta jornada, en la que los mercados cierran.
Para muchos neoyorquinos hoy no es día de viandas ni mariscos, sino de restaurante chino.
Aditi Kadakia, nacida en el norte del Estado de Nueva York y ahora viviendo en la Gran Manzana, recordó a Efe que en su infancia dentro de una familia hindú el 25 de diciembre era sinónimo de comida china, pues esos restaurantes siempre estaban abiertos y con sillas disponibles en esa fecha.
«Es un día como cualquier otro aunque festivo. ¿Por qué tengo que librar un día que no significa nada para mí?», se queja. «¿Por qué no establecer un cupo de días festivos a elegir por cada uno al año según sus creencias», propone.
Asiáticos pero sobre todo latinos son la mayoría de repartidores de comida a domicilio que esta jornada se recorren a su habitual velocidad temeraria las calles de la Gran Manzana, un lugar donde casi nadie cocina, por mucho que sea Navidad, y donde el horno sirve de zapatero en muchas casas de solteros.
Por estas fechas, los repartidores otros años ya habían atado al manillar sus guantes, para ganar tiempo. Este año les sobran.
La Navidad tiene mil caras en Nueva York y este año encima un nuevo extraño se ha sentado a la mesa. El calor.
La Nochebuena neoyorquina de 2015 pasará a la historia por ser la más calurosa en veinte años, con más de 70 grados Fahrenheit (21 celsius).
Las suaves temperaturas de los días previos a la Navidad han sido un jarro de agua fría para el negocio del «Xmas business».
Los puestos de árboles recién cortados dispuestos por la ciudad hicieron la mayoría de ventas la misma Nochebuena. Como no hacía frío, a los neoyorquinos, ya predispuestos a comprarlo todo a última hora, se les había olvidado que era Navidad.
La icónica imagen de Rockefeller Center y sus patinadores sobre hielo ante el majestuoso árbol de Navidad coronado por la estrella de Swarovski este año no se parecía a la imagen del año pasado. Sus protagonistas no llevaban abrigo.
Donde no se esperaban una decoración tan lujosa en la Gran Manzana era en el edificio de apartamentos Lafayette Boynton, del Bronx, donde su dueño ha decidido pagar una decoración «propia de la Quinta Avenida». Y contarlo a los medios locales después, por supuesto.
«Nunca había visto nada igual. Es precioso», contó a The New York Times Emily Brown, ama de casa negra que lleva viviendo en el edificio desde 1988 y «solo» paga 750 dólares al mes de alquiler, una cantidad con la que soñaría cualquier vecino de Manhattan, donde un estudio minúsculo no baja de los 1.600 dólares.
Los sintecho de Nueva York, ignorados todo el año, también tendrán gracias a organizaciones caritativas como Salvation Army un plato caliente en esta fecha.
Aunque no solo hay pobres de nevera en la Gran Manzana, donde la soledad es todo un negocio que estos días se explota a través de líneas telefónicas de acompañamiento.
A veces la gente necesita hablar con alguien, hasta si vives en Nueva York y no saludas ni al vecino que te cruzas todos los días en el pasillo.
Fuente: EFE
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