Dejemos tranquilo a Miguel

| 13 enero, 2012 | Reply

Si Miguel Vargas ha tomado la decisión de no integrarse a la campaña electoral del partido que él preside, hay que respetar su decisión, no porque sea legítima sino porque insistir en el tema sería peor.

Si el presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) ha preferido coincidir con el partido de gobierno en el conflicto sobre el Centro de Cómputos de la Junta Central Electoral, en la elección de los miembros de las altas cortes y en la designación del próximo secretario de la Liga Municipal Dominicana, también debemos aceptar su voluntad, aunque no estemos de acuerdo con él.

Y si varios de sus seguidores, incluyendo diputados, alcaldes y regidores, anuncian la decisión de respaldar al candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), tampoco se debe producir una reacción desproporcionada dentro del Partido.

El PRD no tiene por qué coincidir con la estrategia del PLD de convertir en tema central de debate las diferencias planteadas por la posición disidente del ingeniero Vargas.

Hay muchos títulos periodísticos sobre este mismo tema que todavía están pendientes de publicación. Los estrategas del oficialismo darían cualquier cosa porque se hable más en los medios de comunicación sobre “la crisis” del PRD que sobre la corrupción colosal, el déficit fiscal, el endeudamiento, la inseguridad ciudadana, los apagones, la mafia de las importaciones, la quiebra del sector productivo nacional y todos los grandes temas que preocupan a la población.

Además de su responsabilidad ética y política como presidente del PRD, Vargas sabe muy bien que más del 70% de los dominicanos entienden que el país va por mal camino y que más del 99% de los perredeístas quieren que su partido gane las elecciones de este año. Nadie tiene que recodarle eso ni reclamarle que actúe en consecuencia.

Pero tampoco hay que dar como un hecho definitivo que Miguel ha desertado de sus responsabilidades partidarias en un momento crucial para la vida institucional del país.

Debe esperarse todavía que se aboque a una reconciliación con su partido con tiempo para hacer su aporte a la victoria. Pero si no lo hace tampoco hay que pelearse con él. Simplemente no es conveniente y en política generalmente se hace lo que conviene.

Hipólito Mejía y el PRD deben contar con sus propias fuerzas y con la voluntad de cambio de una sociedad que reclama detener el proceso de deterioro que vive el país en todos los órdenes. Eso no lo cambia ninguna voluntad individual. Mientras tanto, dejemos tranquilo a Miguel.

Por Luis José Chávez

 

 

Category: OPINIONES

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