Revelan contactos terroristas de Salman Abedi antes del ataque en Manchester
LONDRES.- «Le veíamos jugar al fútbol y al cricket. Era un chico del barrio, como otro cualquiera. Tal vez un poco huidizo, pero nunca violento. Lo último que podíamos pensar es que tuviéramos un terrorista en la puerta de al lado».
A Neil Evans, vecino de Elsmore Road, le cuesta aún creer que aquel chaval que conocía de lejos y que creció ante sus ojos fuera el autor de la masacre de Manchester. El trabajador social reconoce ahora haber visto a Salman Abedi en compañía de gente «que no era del barrio y que entraba y salía de su casa».
Pero nunca sospechó nada, hasta que el martes por la mañana se vio en medio de una operación policial «como las de las películas».Después de que el martes se arrestara a uno de los hermanos del terrorista suicida (Ismael Abedi), durante el miércoles se ha detenido a otros cuatro hombres y una mujer a lo largo de la tarde, dos de ellos, otro hermano y el padre de Salman, Hashem Abedi y Ramadan Abedi, en Trípoli (Libia).
Además, a última hora del miércoles, la policía anunció haber realizado una séptima detención, registrada en Nuneaton, Warwickshire, ciudad situada en el centro de Inglaterra. Y durante la madrugada del jueves se ha arrestado a una mujer en Blackley, de la que por el momento se desconoce su identidad, y a otros dos hombres.Hasta 70 efectivos de las fuerzas especiales SAS tomaron el barrio y cercaron la vivienda social de ladrillo visto donde residía Abedi. Usaron una pequeña detonación para tumbar la puerta.
Temían encontrarse con un arsenal, pero lo máximo que encontraron fue una manual sobre cómo manipular productos químicos. Aquella era la casa del terrorista suicida, pero no la ‘guarida’ en la que se fabricó la bomba. Había mucha más pólvora que cortar.
Pero en esta casa de dos pisos del barrio de Fallowfield, al sur de Manchester, donde viven la mayoría de los 6.000 inmigrantes libios de la ciudad, están sin duda las pistas que pueden ayudar a entender la trágica mutación de un hijo de refugiados en terrorista suicida.Linda Ahmed, también de padres libios, recuerda ahora cómo Salman causó más de un revuelo recientemente porque le dio por rezar en voz alta y arrodillado en plena calle.
«Incluso a la gente religiosa nos pareció un poco raro», confiesa. «Rezar es algo que haces en la intimidad o en la mezquita, en voz baja y no a gritos en mitad de la acera».Antone Jones, otro vecino de Elsmore Road que le conocía de vista, asegura que hace un par de años también levantó ciertas sospechas por izar una bandera en la chimenea de su casa: «No era la bandera del Estado Islámico, pero tenía una inscripción en árabe. La quitó después de un tiempo, y la verdad es que nunca causó problemas en el vecindario. Era un chaval muy reservado, ésa es la verdad.
Pero parecía muy tranquilo».Tampoco sospechó nada Rita Howard, una enfermera jubilada de 67 años que vive a dos números de la casa de marras, acordonada por la policía y usada como plató por las televisiones. «Su rostro me resultaba familiar, pero la verdad es que yo ya no reconozco mi barrio», asegura Howard, mancuniana hasta la médula.
«Me voy a marchar de aquí porque no lo soporto más. Yo no tengo nada contra los inmigrantes, pero estamos creando monstruos en nuestra propia ciudad».Los Abedi llegaron hace una década al sur de Manchester, procedentes de Londres, donde se afincaron tras conseguir el asilo político.
El padre, Ramadan, trabajaba como guarda de seguridad y llegó en 1993 huyendo de la persecución política de Muamar Gaddafi. Salman nació un año después en suelo británico, el segundo de cuatro hermanos. Su padre volvió a Libia tras la caída del régimen, pero la madre, Samia, se quedó con sus hijos en Manchester hasta el pasado otoño.Forjando los vínculos con el IS Salman tuvo una adolescencia conflictiva y se enganchó a la marihuana. Pero había encarrilado aparentemente su vida y se matriculó en la Universidad de Salford, a tiro de piedra del Manchester Arena.
Abandonó los estudios de gestión empresarial y fue estrechando poco a poco los vínculos con grupos extremistas. Cerca de su casa tuvo su sede clandestina el Lybian Islamic Fighting Group, capitaneado por Abd al-Baset Azzouz, un experto en explosivos que partió hacia Libia tras la caída de Gadafi y dirigió una red de Al Qaeda vincula a Ayman al Zawahiri.
Se supone que estuvo también en contacto Raphael Hostey, también conocido como Abu Qaqa, considerado como uno de los mayores reclutadores de yihadistas en el Reino Unido (y fallecido en Siria, luchando en las filas del Estado Islámico).
En la escuela de Whalley Range, a tiro de piedra de la casa de los Abedi, estudiaban Zahra y Salma Halane, rebautizadas como las «gemelas del terror» tras su huida a Siria.El terreno estaba más que abonado para la radicalización de Salman, que levantó también las suspicacias del imam de la mezquita de Didsbury, a la que acudía frecuentemente con su hermano Ismail, también detenido. «Salman me mostró el rostro del odio cuando escuchó un viernes un sermón condenando las acciones del IS», reconoció el imam Mohamed Saeed El-Saeiti.
«Puedo decir que no estaba contento conmigo porque no me saludaba al reconocerme, como hacernos los musulmanes. Así que lo ocurrido no ha sido una sorpresa para mí».El mayor sorprendido parece haber sido el padre, Ramada Abedi, localizado por ‘The Daily Mail’ en Trípoli, donde trabaja como director administrativo de la Unidad Central de Seguridad. «Nosotros no creemos en matar inocentes», dijo. «Mi hijo parecía de lo más normal cuando hablé con él hace cinco días. Estaba preparando un viaje a Arabia Saudí».
Pocas horas después fue detenido.Hasem Abedi, 20 años, hermano pequeño del terrorista suicida, también británico y crecido en la casa de ladrillo vito de Elsmore Road, fue detenido el martes el Trípoli por sus vínculos con el Estado Islámico. Los dos hermanos se vieron por última vez la semana pasada, antes de que Salman regresara a Manchester para consumar la masacre.
Fuente Elmundo.es
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