México sufre una escalada de violencia sin final a la vista
México.- México registra una escalada de violencia en plena campaña electoral que ha dejado numerosas víctimas, incluidos periodistas, por la lucha que libran los carteles de las drogas y la impunidad que prevalece en el país, cuyo fin se ve lejano.
El titular de la cartera de Gobernación, Alejandro Poiré, afirmó hoy que detrás de las masacres de las últimas semanas hay «indicios claros» de una pugna directa entre el cartel de Sinaloa y Los Zetas «en su intento por controlar plazas y rutas de su negocio criminal».
En solo nueve días tres episodios de violencia han sacudido al país: 49 cuerpos fueron encontrados ayer en una carretera del estado de Nuevo León, otros 18 en una vía cercana a Guadalajara (Jalisco) y 23 cadáveres fueron hallados en la urbe fronteriza de Nuevo Laredo (Tamaulipas).
En declaraciones a Efe, el experto en crimen organizado Jorge Chabat coincidió en que estas matanzas forman parte de la lucha que están librando los grupos «más importantes» del país: el cartel de Sinaloa o del Pacífico, y Los Zetas.
«Los carteles se están expandiendo y están chocando unos con otros y están dirimiendo el control del territorio de la única forma en que lo saben hacer, con esta violencia» exacerbada, apuntó.
Chabat destacó que en buena medida Los Zetas «son los que han causado esta espiral de violencia en los últimos años».
Los Zetas se dedican al «secuestro, extorsión, trata de personas, cobro de derecho de piso, asesinato a la población», mientras el cartel de Sinaloa «es más tradicional; matan a sus rivales, pero no hay evidencia de que estén dedicados a otro tipo de delitos», explicó el experto.
Descartó que la escalada de violencia tenga una «vinculación directa con el proceso electoral» y señaló que la estrategia lanzada por el presidente Felipe Calderón contra el crimen organizado, con la participación de miles de militares, «ha funcionado mal, pero no había otra opción».
«Había indicios claros de que algunas de estas organizaciones criminales empezaban a controlar parte del territorio nacional y el Gobierno no podía quedarse sin hacer nada, sobre todo con grupos que estaban agrediendo directamente a la población», indicó.
«No veo una salida a corto plazo», dijo Chabat, pues el Estado no tiene instrumentos ni instituciones muy efectivas para enfrentar este fenómeno, y recordó que ninguno de los candidatos a la Presidencia está planteando un «cambio radical».
El periodista Marco Lara, también experto en narcotráfico, consideró que esta ola de violencia era «previsible» desde que Calderón utilizó el término guerra para aludir a su política de seguridad pública.
Ello generó un «espejismo de que se está combatiendo al crimen organizado como si éste estuviera en la calle» y una política que niega los problemas estructurales de la violencia.
Según Lara, atribuir al crimen toda muerta violenta es una constante en el Gobierno federal y los estatales y eso hizo que «dejara de investigarse todo hecho violento atribuido a la delincuencia organizada».
«Estamos frente a grandes espacios de impunidad que van a seguir creciendo mientras el Estado no asuma el control del Gobierno» y eso no significa la militarización de la seguridad pública, que en algunas regiones del país solo generó la diversificación del crimen organizado, dijo.
Sobre el aumento de la violencia en la actual campaña con vistas a los comicios del 1 de julio, destacó que el crimen organizado tiene «una enorme sensibilidad o manejo del timing político» porque en gran medida «está articulado al poder del Gobierno».
«Sabe en qué momento una acción puede incidir, no en el comportamiento del electorado, pero sí cambiando la correlación de fuerzas» en favor de uno y otro candidato que les pueda representar mejores condiciones.
Sobre la estrategia en materia de seguridad dijo que los aspirantes presidenciales Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri han sido «muy cautelosos porque no se quieren distanciar de las expectativas de la Casa Blanca».
Lara también aludió al incremento de la violencia contra los periodistas. El saldo de muertes registrado en las últimas semanas es «terrible, intimidante; no es más que la radicalización de lo que ya ha estado pasando.
Propuso la llegada de una fuerza neutral, como los «cascos azules», que asegure al menos «una adecuada cadena de custodia» en un crimen contra un periodista, porque en muchos de los casos las fuerzas de seguridad federales y estatales «son los principales agresores o cuando menos sospechosos». EFE
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